Cataluña ha sido la primera provincia de España en prohibir las corridas de toros, un ejemplo de civismo que llevaba solicitando la población desde hace bastantes años. No se podía permitir que un espectáculo tan vil y sangriento, se siguiera celebrando con total impunidad en una sociedad moderna y con valores que es la sociedad catalana de hoy en día. Que sea una tradición no excusa el maltrato animal intrínseco de este tipo de festividad y es una razón más que suficiente su prohibición.
Debemos llamar a la reflexión y pensar en cuáles son las tradiciones que queremos que nuestros hijos hereden. En el trato que da una civilización a sus animales, se puede medir el nivel de general de ésta, y entiendo perfectamente cuando extranjeros llegan a nuestro país y contemplan atónitos el maltrato animal que se está llevando a cabo delante de sus ojos y como el público vitorea este acto tan sumamente violento, donde el toro es maltratado previamente antes de salir a la plaza.
Un acto donde salen a relucir los sentimientos más primitivos del ser humano, y entiéndase esto como una forma despectiva de hablar de ellos. Si por algo se ha avanzado es por usar el raciocinio y saber distinguir entre lo que se considera correcto y lo que no. Y es que un espectáculo donde un animal juega en clara desventaja y donde se vitorea a un ser humano para que lo intente matar por el simple hecho de deleitarse con la sangre y la violencia.
Pero ahora que ya se ha conseguido en un determinado territorio del país como es el nuestro, se tiene que llevar al resto de España la eliminación de este ‘evento cultural’, si se le quiere –pero no que no se debe- llamar así.
Y por si no lo sabías, las corridas de toros ya se prohibieron en España durante periodos muchos más oscuros que los que vivimos actualmente, durante los reinados de Fernando VI, Carlos III y Carlos IV.
Pese a la sentencia dictada por el tribunal constitucional alegando que la prohibición de las corridas es un tema estatal y no autonómico, las corridas lo tienen muy difícil para volver a Cataluña de forma regular. La sociedad está comprometida y esperemos que siga siendo así durante el resto de los años que vienen y que se aplique tanto al resto del país como a los extranjeros.